miércoles, enero 25, 2006

Extractos

Qué curiosa es la perspectiva que da el tiempo a algunas cosas. Ideas que se ven nuevamente, y que parecen nuevas, palabras que ya antes contenían esas cosas pero que no habías comprendido de verdad. Tal vez por eso me gusta volver a leer libros que ya he leído, para poder juzgar sus ideas desde nuevas perspectivas.

Esto viene a raiz de mi relectura de Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley. Palabras curiosas que no comprendes la primera vez.

"Lo que hacía a Helmholtz tan incómodamente consciente de su propio yo y de su soledad era su desmedida capacidad. Lo que los dos hombres tenían en común era el conocimiento de que eran individuos. Pero en tanto que la deficiencia física de Bernard le había producido durante toda su vida aquella conciencia de ser "diferente", Helmholtz Watson no se había dado cuenta hasta hacía muy poco tiempo de su superioridad mental y de su consiguiente diferenciación con respecto a la gente que le rodeaba."

"Helmholtz y el savaje hicieron buenas migas de inmediato, y Bernard se vio sumido en el infierno de los celos. En todas aquellas semanas no había logrado intimar con el salvaje tanto como lo había logrado Helmholtz en tan poco tiempo. Mirándolos y oyéndolos hablar, más de una vez deseó no haberlos presentado."

"Así se vengaba de sus dos amigos por el hecho de que la amistad que había entre ellos parecía olvidarse de él."

Estas palabras siempre estuvieron aquí, pero no ha sido otra cosa que el tiempo lo que les ha dado un significado mucho más completo. Una pena, si hubiera comprendido el significado completo la primera vez, habría estado preparado antes. Al fin y al cabo, el hombre no es perfecto.

domingo, enero 08, 2006

Pena

Hoy pensaba escribir una historia aquí, en el blog, una historia que llevo tiempo pensando. No me refiero a que haya pasado mucho tiempo con ella, tampoco la he pensado mucho, pero sí es cierto que hace ya unas semanas que me ronda la cabeza. Sin embargo, he tenido la oportunidad de hacer otra cosa mucho mejor (para mí, claro) y al final se ha vuelto a quedar en mi cabeza, esperando.

Tal vez ese sea uno de mis peores defectos como escritor. Como yo ya sé la historia, como yo ya sé las palabras que quiero poner, no necesito escribirlas. Ya me lo sé.

Esto, obviamente, es por la maldición del lector. Sí, es cierto, "a escribir se aprende leyendo", se suele decir, y es cierto. Pero, desgraciadamente, también hay un polo negativo en esta frase-imán: leyendo no necesitas escribir.

Y, claro, esto, obviamente, hace que me pregunte cuántos escritores de calidad, no como yo, cuantos Cervantes o Shakespeare, cuántos Scott Card o Bradbury o Dick, cuántos Tolkien, cuántos Alberti o Espronceda, cuántos Quevedo o Góngora, cuantos Cela, Delibes, Borjes, cuántos Pío Baroja o Unamuno ha perdido el mundo por ser demasiado lectores. O, ya que estamos, cuántos ha perdido el mundo por nacer en el lugar equivocado, o el momento equivocado.

Es triste. Pero lo más triste es que yo, ahora, a pesar de pensar en ellos por que intento ser escritor, solo puedo pensar en todo lo que, por culpa de la lectura, no podré leer.

domingo, enero 01, 2006

Recuerdos

Quiero volver a aquellos días. Quiero que todo vuelva a ser como solía, quiero que el mundo, que el transcurrir del tiempo, que la realidad, que mis sueños, vuelvan a tener sentido.

Ha pasado tiempo y ese tiempo duele. Ha veces me mata el dolor, y tengo que resucitar con los recuerdos. La herida abierta es la herida del cambio, y por eso no se cierra. Desearía que se cerrara pero no se cierra. Mi corazón se deshace de dolor. Y, mientras los recuerdos, mi único bálsamo, no desaparezcan, no desaparecerá tampoco ese dolor.

No quiero olvidar. No olvidaré.