Hoy me he cruzado con un antiguo rey de los elfos.
Volvía a casa, y me lo he cruzado, anciano, agarrado a una mujer para no caerse, paseando. Me ha mirado fijamente, con ojos verdes como las verdes tierras de los elfos sobre las que una vez reinó, pero oscuros, desgastados, marchitos. Y en esa mirada me lo ha dicho todo.
-Yo fui un gran rey de los elfos -me decía esa mirada –cuanto todavía éramos parte de vosotros. Ha pasado mucho tiempo.. mucho tiempo, desde que nos dejasteis a un lado, y mi reino ya no existe. Ya no soy más que una sombra de lo que fui. Pero fui un gran rey de los elfos.
Ya no me queda nada, ya no tengo ni siquiera el orgulloso porte de antaño. Solo me queda mi mirada, esta mirada que nadie comprenderá, pero ayer, no hace mucho y hace ya tanto, tuve, fui, hice. Si acaso me escucharais…
Si me escucharais os podría hablar de cómo luché contra seres de ultratumba, y de cómo dirigí ejércitos de ellos, de cómo guié a mi gente por la diplomacia y por la guerra, de las espadas mágicas que tuve y de los amores verdaderos que duraron para siempre y ya no duran. Algunas veces fui un héroe en las historias, otras un villano, muchas veces nada más que un secundario, pero, sea como sea, aun viven en mí todas ellas.
Pero no escucháis, ni veis, ni os importa. Nadie verá esta mirada que nadie comprenderá (¿tal vez tú?), y nadie preguntará por las historias, porque nadie las querrá escuchar. Pero fui un gran rey de los elfos.
Vosotros os lo perdéis.