domingo, octubre 23, 2005

Porque habré de morir

Algún día ya no podré leer más. Algún día no podré ver más a la gente que quiero, no podré reír con bromas estúpidas, no podré viajar a ningún lugar al que no haya ido. Algún día no podré seguir buscando el hechizo, la palabra, la metáfora, la inflexión. Algún día mi sueño desaparecerá. Algún día moriré.

Por eso quiero que la gente sepa. No quiero que la gente piense en lo que yo hubiera deseado. No, no quiero. No quiero que los que me son cercanos se entristezcan, ni que lloren, no quiero que no sepan qué hacer con los recuerdos de mí que les queden. Por eso.

Cuando muera, aquellos que me quieran que hablen sobre mí. No alabanzas, no olvidándose de mis defectos. No, yo. Quiero que digan quién fui para ellos. Quiero discursos graciosos, no tristes. Quiero risas en mi velatorio, quiero vida que parte de mí y se expande, no muerte en las almas que amo.

Habré de ser incinerado y mis cenizas expandidas por el aire, la mitad en el mar, la mitad en los campos verdes, pues seré semilla de vida.

Quiero ser lanzado a los vientos mientras subo una "Escalera Hacia el Cielo" y estoy "Llamando a Las Puertas del Paraíso". Quiero que mi muerte sea el final de una vida, donde lo importante de la frase no sea "final", sino "vida".

Eso habrá de bastar. Puede que haya lágrimas, a menudo las hay. Pero quiero ser recordado por la vida que viví. Quiero saber que hice lo que debía, que mi camino sirvió de algo. Por eso, por eso, que recuerden vivir por mí, que recuerden que el camino del cielo no es temer el camino del infierno, sino decidir no recorrerlo. Así, harán honor.

jueves, octubre 13, 2005

Consejos Para Políticas Correctas

La universidad, perdida en el campo en mitad de la nada. ¿Transporte público? ¿Qué es eso? Si la universidad es para que vayan las vacas y las ovejas.

La policía, cuestionada hasta puntos de no poder perseguir a los criminales por no poder exceder el límite de velocidad.

La prensa rosa, pisando a la amarilla. La amarilla vapuleando a la prensa de verdad.

Habiendo, por fin, comprendido el método por el que se hacen las cosas en este país, me gustaría plantear algunas sugerencias para aquellos que quieran dedicarse a la política. Eso sí, correctamente. Siempre políticamente correctos.

- Eliminar todos los hospitales de Vizcaya para montar un gran hospital general en mitad de un bosque. Con el camino sin señalizar. Ni asfaltar. Y rodeado de un campo de minas.

Nótese el orden. Primero eliminar todos los hospitales y luego empezar a construir. Puede incluso detenerse dos o tres veces la obra para derribar lo construido y volver a empezar.

-Siguiendo con la política de badenes que tan buenos resultados da (preguntad si no a los servicios de urgencia lo bien que se lo pasan y lo útiles que son), llevarlo más lejos todavía: establecer en las carreteras principales puertos de primera y segunda categoría. Por supuesto, en la del hospital anteriormente mencionado también, claro.

-Adaptar los horarios de atención al público a los horarios deseados por la ciudadanía, para que no coincidan ni de coña. Por ejemplo, de tres a tres y cuarto de la madrugada, los martes y jueves en que haya eclipse de sol y lluevan ranas. Urgencias del hospital se adaptará también a este horario, que los médicos, al fin y al cabo, son funcionarios.

-Siguiendo con la idea de hacer puentes inútiles y peligrosos (de suelo de cristal que se hiela cuando hace frío y con barandillas de alambres), construir puentes con hielo pulido sujeto por barras de hierro herrumbroso. Poner uno a la entrada de urgencias del hospital aunque no haga falta, así se asegura la constante labor de médicos y enfermeras.

-Hacer peatonales carreteras nacionales, autopistas y autovías. Y, por supuesto, los cuarenta kilómetros de carretera que llevan hasta el hospital.

-Organizar el torneo mundial de carreras de sacos en la Gran Vía. Cerrar esta al público tres meses antes para adaptarla. Al hospital, simplemente, que le den por saco.

-Mandar tropas a países al azar. Retirarlas sin causa alguna.

-Dar ametralladoras a los médicos y mandarlos de vacaciones a zonas de guerra. Ya están acostumbrados, será un descanso para ellos. Allí, al menos podrán defenderse.

-Traer a los Rolling Stones. Despeñarlos por un barranco.

-Vestir a los policías con tutú y ponerles nariz de payaso. Ya que se les obliga a que no sirvan de nada, por lo menos que sean divertidos.

-Provocan adicción, te dejas la pasta, son malas, te destrozan la vida, hay un montón de muertes por su culpa. Muchos amigos tuyos las usan, pero tú no, porque sabes el mal que causan. Ilegalicemos a las mujeres.

-Pena de muerte a los suicidas (tiene gracia, pero hay en sitios en que esta ley funciona).

-Legalización. Queremos que nos dejen cagarnos en la puerta de casa de los políticos. Ya que nos dan por culo, que se ensucien los zapatos.

Con medidas como estas que, viendo como va la cosa, tarde o temprano se tomarán, lograremos el claro objetivo de este país, que se viene persiguiendo desde hacer décadas: ser los más gilipollas del planeta. Ya estamos cerca.