miércoles, marzo 16, 2005

Mitología, Conversación Primera

-Ya te lo he dicho, Ulises, jamás permitiré que ese barco entre en el puerto de Troya si no juras.
-Maldito seas, ¿vas a dejar que muera más gente por tu asqueroso orgullo?
-Lo mismo podría preguntarte yo a ti. Te recuerdo que fuiste tú el que empezó nuestra disputa. Y no estoy acostumbrado a ceder ante mortales.
-Sabes que no es orgullo.
-¿Y qué me dices de tu mujer? Ella te está esperando aún en Ítaca. Y se que aún la quieres, Afrodita me lo ha dicho.
-Por supuesto que la quiero. Penélope es mi reina. Pero llevo diez años sin verla, diez largos años sólo. Ella es mi guerrera, mi compañera.
-¡Pues que sea sólo eso! Deja de pasar las noches con ella, deja que venga a mí, y volverás a casa.
-¡Ella no te quiere! Sabes que le encantaría saquear tus templos y matar a tus vírgenes. ¿Porqué crees que va a cambiar de opinión?
-¡Porque no tiene otra opción! ¡Porque soy un dios, maldita sea!
Sus miradas se cruzaron por largo rato. Poseidón, bello, altivo, inmutable. Ulises, barba entrecana mal recortada, que fue negra en la plena juventud, ropa andrajosa pero claramente rica, destrozada por la lucha, ojos oscuros y hundidos. Y en el fondo, dos puntos brillantes. De repente empezó a reír.
-Jajaja, no conoces a Anaucäa. Muy bien, juro. Pero no puedo hablar por ella. Juro que dejaré que vaya a ti si así lo quiere, juro que no la volveré a buscar entre mis sábanas, que será amiga, compañera, hermana de armas. Veremos que dice ella de esto.

2 comentarios:

mujergata dijo...

me gusta, sigue con ello. =^.^= aunque... yo ya sé que es, tal vez deberias haber escrito una pequeña introdución primero.

Anónimo dijo...

Parafraseando al monje... ¿quién ha dicho que yo sea una persona sensata? XD

El Mago:*