viernes, febrero 04, 2005

Los héroes van al infierno

La gente cree que los héroes van al cielo, que sus nobles actos les redimen. Nada más lejos de la realidad.

Los héroes que conocemos no suelen ser más que cabrones demasiado inteligentes, que son capaces de engañar a la gente y que les tengan en un altar. Suelen ser figuras carismáticas, o se les da ese aspecto. Sus enemigos muy a menudo tienen razón, pero es tan fácil pervertir una causa y convertirla en lo contrario de lo que es que resulta abrumador.

Unas veces no son ellos mismos los que se hacen héroes. Por ejemplo, cogemos alguna figura de “héroe rebelde”. Si pasas por alto que era un asesino y le encantaba matar, que hacía ejecutar a todos sus prisioneros y devastaba aldeas completas y se reía mientras tanto, el genocida era valiente y luchaba por una causa en la que creía. Entregó la vida por esa causa. Claro, eso si no cuentas que en realidad fue ajusticiado como criminal de guerra. Pero le mataron sus enemigos. Obviemos los aspectos negativos, que desaparezcan perdidos en un mar de mentiras, rumores y mitos. Y así ya tenemos un símbolo para nuestra causa, sea justa o no.

Otras veces sí se hacen héroes ellos mismos. El victimismo, la política y (como hace no mucho me recordaron) el cinismo son las armas que forjan al héroe. Y la mentira, claro. Esa gran aliada cuando no te importa más que tu propio trasero.

Pero sea una cosa o la otra, los héroes no son héroes. No existen los héroes. Son los padres.

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